sábado, 16 de junio de 2012

París prueba la parada de autobús del mañana

 
 NUEVOS SERVICIOS CON WI-FI, BIBLIOTECA, BICICLETAS Y KIOSCO

París. Las 2.000 paradas de autobús que cuenta la capital francesa son demasiado pequeñas y están repletas de gente impaciente. “Los viajeros toleran cada vez menos la espera. Y en las estaciones grandes, que pueden albergar hasta sesenta personas en la hora pico, sus 6m² ya no dan abasto”, constata Pierre Becquart, responsable de ingeniería de la RATP, la empresa pública parisina del servicio de transporte.

Para remplazar estas paradas obsoletas, la RATP lleva a cabo desde el martes 22 de mayo una prueba piloto en el bulevar Diderot, en el distrito XII de París. Las actuales estaciones, que son poco más que un techo, un banco y un mapa del itinerario del autobús, se convierten con este prototipo en un espacio de 80m² para acoger a los más de 6.500 pasajeros que transitan cada día por esta concurrida parada.

Creado por el diseñador urbano Marc Aurel, la austera parada tradicional da lugar a la estación “Osmose”, pensada para mimar al pasajero durante los dos o tres minutos en los que el viajero utiliza este espacio. Aquí, el usuario tiene a su disposición bancos amplios, pantallas táctiles con informaciones en tiempo real sobre la circulación, una biblioteca, un espacio comercial para vendedores ambulantes (café, golosinas), una conexión wifi, un enchufe para cargar dispositivos electrónicos o una estación para alquilar bicicletas eléctricas. Y todo en un ambiente cálido —y no sólo por la calefacción— gracias a una iluminación que va cambiando durante el día, acompañada por una música funcional.

Por supuesto, esto tiene un precio: 350.000 euros por estación. Sin embargo, explica la RATP, el prototipo, que estará abierto al público durante 5 meses, sirve ante todo para estudiar nuevas pistas para concebir las futuras paradas de autobús. La idea es que las nuevas estaciones, de París y otras ciudades europeas, tomen en cuenta esta experiencia para fabricar nuevos lugares de espera por un valor de alrededor de 10.000 euros por unidad.
[Fuente: RFI]




RECIARIA: visita al palacio de las Aguas

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jueves, 14 de junio de 2012

EL SUPERHEROE QUE ANIMA A LA LECTURA

Editan segundo número del cómic Biblos

 

Huelva (España). Los hermanos Gerardo, Marco y Ciro Macías presentaron recientemente en la Biblioteca Provincial de Huelva el segundo número del cómic protagonizado por el superhéroe Biblos, que tiene como principal misión acercar a los jóvenes a los libros e inculcarles interés por la lectura. Editado por la Consejería de Cultura, este segundo número que aparece dos años después del primero lleva por título “La maldición de los libros perdidos”. En él, según explicó en rueda de prensa Gerardo Macías, Biblos vive nuevas aventuras en compañía de sus amigos: una chica llamada Mercedes (SuferBook), el joven Óscar (Marcapáginas) y un libro volador (Lomo), y de nuevos personajes como un ratón de biblioteca con superpoderes y una atractiva villana: Censura Previa.

Recordó también que la idea de crear un superhéroe surgió a raíz de los actos de promoción de la lectura en los que suele participar la Biblioteca Provincial de Huelva. “Junto al director de ésta, se nos ocurrió crear un cómic en el que, de forma muy amena, se fueran soltando pequeñas pinceladas de temas como el servicio de préstamos, el catálogo por ordenador o la zona wi-fi”, señaló.

Esta historieta quiere trasladar al imaginario colectivo una nueva imagen de las bibliotecas, incidiendo especialmente en los sectores más jóvenes de los usuarios. Por su parte, el delegado de Cultura en Huelva, Ángel Romero, felicitó a los autores por el trabajo realizado y señaló “que se pretende popularizar y dar a conocer entre los jóvenes los servicios que se prestan desde las bibliotecas públicas, e inculcarles la importancia del libro y la lectura”.
[Fuente: Ideal]

SAI Sociedad Argentina de Información 

Vocabulario General en línea de la BNM








Presentaron el Vocabulario General en línea de la BNM
Buenos Aires. La Biblioteca Nacional de Maestros (BNM) trabajó conjuntamente con el SNIE —sistema que reúne los centros de información documental educativa de cada jurisdicción— para ofrecer a la comunidad educativa su Vocabulario general en línea, el cual puede ser utilizado como reservorio de descriptores para representar y describir el contenido de los documentos de cada biblioteca, y enriquecer las representaciones de los mismos en sus catálogos y buscadores. El vocabulario ofrece el mayor repertorio posible y pertinente de temas y conceptos, permitiendo aumentar el grado de precisión de los términos seleccionados en una recuperación y eliminando ambigüedades propias del lenguaje natural. Se busca así dar respuesta a la gran demanda de herramientas de terminología general y especializada en educación por parte de las bibliotecas que conforman las redes federales de la BNM: el SNIE, las bibliotecas pedagógicas, programa BERA con sus bibliotecas escolares, los archivos y museos de escuela, como así también el Museo, Archivo y Biblioteca Ricardo Levene.
[Fuente: Eugenia Viña]
Sociedad argentina de Información SAI

viernes, 8 de junio de 2012

Historia de la Catalogación


 


El poeta Calímaco de Cirene (310-240 a.C.) es considerado como uno de los precursores de la catalogación. Nació en Cirene en el seno de una familia noble. De joven tuvo por maestro de gramática a Hemocrátes de Iaso y en poco tiempo se convirtió en un prestigioso gramático y entendido de la poesía helenística. Trabajó primero en escuelas y, posteriormente, en la gran Biblioteca de Alejandría, fundada por Ptolomeo I Soter alrededor del 306 a. C. El primer bibliotecario que se recuerda de ese lugar fue Zenódoto de Efeso, siendo su sucesor, en el año 245 a. C. Calímaco, considerado por algunos historiadores como el primer bibliógrafo.
Calímaco fue considerado como un erudito en su producción literaria y a su vez se ha exaltado la excelencia de su trabajo en la Biblioteca. Tal es así que redactó, por encargo de Aristófanes de Bizancio, el Pinakes: un catálogo muy elaborado que logró dar noticia de los tesoros que albergaba la famosa Biblioteca de Alejandría. El nombre original del catálogo era “Tablas de personas eminentes en cada una de las ramas del aprendizaje, junto con una lista de sus escritos”, y se estima que tenía más de 120 libros, a los que se conocen como “los Pinakes”.
Este gran catálogo estaba ordenado por temas y autores. Poseía numerosas reseñas de las obras que albergaba. De este catálogo solo se conocen pocos fragmentos y han sido las reseñas de varios autores antiguos las que nos permiten reconstruirlo y considerarlo así como una de las fuentes principales de información de la literatura griega antigua.
El sistema de Calímaco dividía las obras en seis géneros: retórica, legal, épica, tragedia, comedia, poesía lírica; y en cinco tipos de prosa: historia, medicina, matemáticas, ciencia natural y miscelánea. Cada categoría estaba ordenada de modo alfabético por autor. Una entrada típica comenzaba con un título y proveía el nombre del autor, sus datos biográficos y sus publicaciones. Cada entrada tenía en la primera línea del trabajo un sumario de sus contenidos e información sobre la procedencia del rollo.
La gran importancia que tuvo este aporte fue la influencia que ejerció en los bibliotecarios durante siglos, ya que sentó las bases de la sistematización en las labores de registro bibliográfico.