Los bibliotecarios “solistas” como yo se pueden encontrar casi en todo
tipo de bibliotecas, desde las escolares a las universitarias, desde las
especializadas a las públicas (generalmente las sucursales o rurales). Una de
las cosas que la mayoría de nosotros tenemos en común es que no era nuestra
intención trabajar en una biblioteca con una sola persona y no nos prepararon
para eso, ya que no se piensa en los bibliotecarios “solistas” al diseñar los
itinerarios en las Escuelas de Biblioteconomía. Si pudiera haber cursado alguna
asignatura así antes de empezar mi trabajo en solitario, estas son algunas
cosas que habría sido útil saber:
Tu especialidad es todo. Tiene sentido, si eres el único en
la biblioteca, te encargas de todo lo que hay que hacer. Pero es difícil
entender plenamente qué es “todo” hasta que te toca hacerlo. Desarrollo de la
colección, catalogación, circulación, tecnología, referencia, atención al
usuario, reparar la fotocopiadora… las tareas varían dependiendo del tipo de
biblioteca, pero ten por seguro que si hay algo que hacer es probable que te
hagas tú responsable. Incluso si estás pensando en especializarte, vale la pena
elegir clases variadas en la
Universidad y hacerlo en serio. Nunca se sabe dónde puedes
terminar. Si hubiera sabido que iba a acabar catalogando, probablemente habría
prestado más atención en esa asignatura.
Aprende todo lo que puedas, como puedas. El desarrollo
profesional es al menos tan importante para un “solista” como para un
bibliotecario de una gran institución, aunque no es tan fácil de conseguir. No
hay programas pensados para bibliotecarios “solistas”. A cambio, busca
talleres, seminarios y clases que puedan ayudarte a desarrollar las habilidades
que necesitas. Si no dispones de presupuesto para ello, localiza obras
didácticas (yo he comprobado que los manuales Cómo-Hacer de Neal-Schuman pueden
ser un salvavidas en más de una ocasión) y, si es necesario, solicítalas a
través de préstamo interbibliotecario.
Nadie sabe lo que haces. Si eres el único bibliotecario de
tu institución, seguramente eres el único que sabe lo que significan términos
como “desarrollo de la colección” y “tesauro”, por no hablar de por qué son
importantes. Esto puede hacer que sea difícil presentar proyectos o gastos que
serían normales en una biblioteca más grande. Tu mejor posibilidad es dejar de
lado la jerga bibliotecaria y expresar tus ideas en términos que tus jefes
entiendan así como estar preparado para mostrar cómo ese proyecto o compra
beneficiará a la institución.
Por otro lado, nadie sabe hacer lo que tú haces. Si eres el
único bibliotecario de la institución probablemente eres el único que tiene una
buena comprensión de lo que hace un bibliotecario. Por eso, mientras cumples
con tus responsabilidades laborales básicas, la biblioteca puede ser lo que tú
hagas de ella. Debido a que estoy más interesado en la enseñanza y la tecnología
que mi predecesor, el interés de mi biblioteca se ha desplazado hacia esos
temas desde que empecé aquí.
“Solista” no tiene por qué significar solo si te relacionas.
Uno de los inconvenientes de una biblioteca con una sola persona es que no hay
nadie en la mesa de al lado para hablar de temas bibliotecarios así que tienes
que salir de tu institución para encontrar colegas. Además de ser fuente de
oportunidades de educación continua, las organizaciones profesionales son una
estupenda forma de conocer a otros bibliotecarios y establecer relaciones que
te ayudarán a desarrollar tu carrera. Por ejemplo, muchas organizaciones tienen
programas formativos en los que contarás con un mentor. Si tus metas
profesionales incluyen publicar en revistas científicas o realizar
presentaciones en conferencias, interrelacionarse también puede ayudarte a
encontrar futuros co-autores o presentadores.
Te sorprenderá lo que una sola persona puede lograr. Voy a
cumplir 5 años como bibliotecaria académica “solista”. Todavía deseo cada día
tener un clon o, por lo menos, un asistente a tiempo completo, pero cuando miro
hacia atrás en los últimos años también me sorprende gratamente el número de
proyectos que he podido realizar por mí misma, desde el desarrollo de un
programa de formación de usuarios a la puesta en marcha de un nuevo sitio web.
Trabajar en solitario puede ser aterrador, especialmente para un bibliotecario
novato, pero también puede ser una experiencia muy gratificante.